viernes, 21 de septiembre de 2012

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS E

           
           

LAS PELÍCULAS MODERNAS MÁS ROMÁNTICAS DEL MUNDO DEL SÉPTIMO ARTE

  
            

 
Titanic

Responsable de haber creado la pareja de enamorados por excelencia del cine de los años 90, Leonardo Dicaprio y Kate Winslet, ‘Titanic’ nos cuenta la historia de Rose DeWitt Bukater , una joven aristócrata inglesa prometida con un joven y exitoso magnate de los negocios; y de Jack Dawson, un humilde joven que quiere comenzar una nueva vida en América. El destino hace que ambos coincidan a bordo del tristemente célebre buque y entre ellos aflore una intensa y bella historia de amor. El ‘Titanic’ podrá naufragar, pero no su amor.

(Según una encuesta elaborada por la prestigiosa cadena estadounidense ABC y la famosa revista sensacionalista People, la pareja formada por Leonardo Dicaprio y Kate Winslet son la pareja más romántica de la historia del cine. Por ello, se les entregó la medalla de oro por su extraordinario papel en Titanic. Titanic ha sido una de las tres películas más galardonas de la historia, con 11 Oscar de la Academia de Cine de Hollywood, y la segunda con mayor recaudación, después de Avatar.)

El Paciente Inglés

Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, cuenta la historia del conde Laszlo de Almásly, un antiguo espía alemán cuyo cuerpo quedó completamente calcinado en un accidente aéreo. Dada la gravedad de sus lesiones, Laszlo queda a los cuidados de Hana, una enfermera canadiense, en un antiguo monasterio abandonado. A medida que van conociéndose, el conde revela a Hana su secreto pasado, un pasado que esconde un trágico romance. Nominada a 12 Óscar y ganadora de 9, es considerada por muchos como la película más romántica de la historia del cine.

Love Actually

Comedia romántica ambientada en Londres, esta película está compuesta por 10 historias de amor distintas que confluyen en un final común. Con un reparto envidiable encabezado por actores de la talla de Hugh Grant o Emma Thompson, ‘Love Actually’ viene a transmitir un único mensaje a través de todas sus historias: el amor es la fuerza que mueve al mundo, en cualquier lugar, con cualquier persona… ¿Se puede ser más romántico?

Los Puentes de Madisson

Es la historia de Francesca Johnson (Meryl Streep), una mujer que ha dedicado toda su vida a cuidar de su marido y de sus hijos en un pueblo olvidado de la mano de Dios en EE UU. Un buen fin de semana, estando sus hijos y su marido fuera, llega al condado de Madisson Robert Kincaid, encarnado por Clint Eastwood, un fotógrafo de National Geographic que enamora a Francesca y le abre los ojos a un nuevo mundo de sentimientos y sensaciones desconocido hasta ahora por ella. Un precioso drama de amor que contrapone lo establecido y la costumbre al amor y la consecución de los sueños.

Memorias de África

Ganadora de 7 Óscar y basada en la novela que lleva el mismo nombre, esta película cuenta la historia de Karen Blixen y Denys Finch Hatton, dos personas que coinciden en África y entre las cuales pronto comenzará a surgir una bella pero complicada historia de amor abocada a un final trágico. Protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford, ‘Memorias de África’ entremezcla amor, pasión, violencia, enfermedad y muerte en un entorno natural inmejorable. Muy recomendada.

Expiación

La historia de Briony Tallis, una niña inglesa de 13 años que se interpone en el romance que ha surgido entre su hermana mayor y su amante, acusando a éste de un horrible crimen que no ha cometido y llevándolo a la cárcel. El amor entre ambos logrará salvar la distancia que supone la prisión, pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial supondrá un obstáculo difícil de superar. Una apasionante y dura película de amor que pone de relieve la difícil que resulta a veces perdonar a alguien que nos ha destrozado el corazón.

Leyendas de Pasión

Una apasionante película que mezcla romance y aventura a partes iguales y que fue ganadora de un Óscar. Cuenta la historia de tres hermanos: Tristan, Alfred y Samuel Ludlow, que viven con su padre en un aislado rancho de Montana. De caracteres totalmente diferentes, la vida de los tres hermanos cambia por completo cuando Samuel vuelve a casa junto a su novia: la bella Susannah. La fascinación que despierta en todos la bella joven y la irrupción de la Primera Guerra Mundial en sus vidas harán que las cosas cambien para siempre. En el fondo es una historia que habla de la capacidad del amor para salvar cualquier distancia, pero también para provocar dolor, odio y traición.

Romeo y Julieta

Adaptación de la clásica obra de William Shakespeare que cuenta la historia de Romeo y Julieta, dos jóvenes profundamente enamorados el uno del otro que verán su romance amenazado por la letal enemistad que enfrenta a sus dos familias: los Montesco y los Capuleto. La fuerza del amor y del destino harán que los jóvenes enamorados se enfrenten a lo que haga falta para que su amor pueda seguir adelante. Una increíble historia de amor que ha perdurado a lo largo de los siglos.

Ghost -Más allá del amor

Una de las películas más románticas de toda la historia del cine. Ganadora de dos Óscar, trata la historia de Sam (encarnado por Patrick Swayze) y Molly (encarnada por Demi Moore), una feliz pareja de enamorados que ve su historia de amor repentina y violentamente truncada al morir Sam en un atraco. La fuerza del amor hace que éste se quede como fantasma en la tierra cuidando de Molly e intentando comunicarse con ella, algo que finalmente conseguirá con la ayuda de la médium Oda Mae Brown, interpretada por una insuperable Woopy Goldberg.

Cuando Harry encontró a Sally

Protagonizada por Meg Ryan y Billy Cristal, es la historia de estas dos personas, que un buen día se conocen por casualidad al ofrecerse Sally a llevar a Harry en coche. Durante el viaje, empiezan a hablar sobre el amor y la amistad entre hombres y mujeres. Para cuando se bajan del coche, entre ambos ha surgido algo especial. Después de varios años, Harry y Sally continúan siendo en contacto, pero cada vez encuentran más difícil dar la espalda al amor y seguir siendo simples amigos.


Pretty Woman

Un apuesto y rico hombre de negocios (Richard Gere) contrata a una prostituta (Julia Roberts) durante un viaje a Los Angeles. Tras pasar con ella la primera noche, le ofrecerá dinero para que pase con él toda la semana y le acompañe a diversos actos sociales. (FILMAFFINITY)

Dirty Dancing

Johnny Castle (Patrick Swayze) es un experto profesor de baile y un amante consumado. Por su parte, Baby Houseman (Jennifer Grey) es una aburrida e inocente adolescente de 17 años. Un verano se conocen en el balneario donde él trabaja. Aunque pertenecen a clases sociales muy distintas, cuando la música suena y bailan al ritmo del dirty dancing, las diferencias que los separan desaparecen. (FILMAFFINITY)

Mouling Rouge

Christian (Ewan McGregor) es un joven escritor, idealista, que se traslada a una buhardilla de Montmartre para escribir la obra bohemia definitiva. Pero el Moulin Rouge se cruzó en su camino, y con él su mayor estrella, la bella e inalcanzable Satin (Nicole Kidman). Christian se enamorará de ella, pero la bella cabaretera no puede mantener una relación con él. Y, para rematar la historia, Satin está mortalmente enferma. Puro romance.

El Guardaespaldas

 Whitney Houston interpreta a una gran estrella de la música y el cine amenazada por uno de sus enloquecidos fans. Pero, a pesar de todo, la diva quiere continuar con su vida normal. En su devenir cotidiano se cruza un atractivo guardaespaldas, Kevin Costner, quien, además de velar por su seguridad, acabará enamorándose de su protegida. Una historia de amor entre flashes y cámaras que perdurará en nuestra memoria.


Eduardo Manostijeras


Una fabulosa mezcla entre un cuento de hadas, una película fantástica y un amor imposible que se empeña en romper las barreras establecidas. Johnny Depp y Winona Ryder son la pareja protagonista de este estupendo cuento de Tim Burton en el que un joven con tijeras en lugar de manos recluido en un castillo se enamora de una joven que vive en el barrio residencial. Una fábula amorosa preciosa.


¿Conoces a Joe Black?


William Parrish (Anthony Hopkins), es un poderoso y meticuloso magnate cuya vida se ve alterada por la llegada de un enigmático joven llamado Joe Black (Brad Pitt) que se enamora de su hija (Claire Forlani). Se trata, en realidad, de la personificación de la muerte con una misión que cumplir en dicho hogar... (FILMAFFINITY)

Dos vidas en un instante

Helen (Gwyneth Paltrow) es una joven que pierde su trabajo y descubre a su novio con otra en el mismo día. La posibilidad de que una pequeña anécdota -como perder el metro- le depare un destino completamente diferente origina esta curiosa historia sobre las causalidades del azar y la fuerza del destino. (FILMAFFINITY)


Dirty Dancing  



FUENTES CONSULTADAS


Las películas más románticas del cine

Fuente: http://www.filmaffinity.com/es/film197623.html

Fotografía de arriba a la izquierda (Titanic)
Fotografía de arriba en el centro (Mouling Rouge)

Fotografía de arriba a la derecha (¿Conoces a Joe Black?)

Fotografía de abajo a la izquierda (Dirty Dancing)
Fotografía de abajo en el centro (El Guardaespaldas)
Fotografía de abajo a la derecha (Pretty Woman)

SCIENCE

 LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE: EL PARADIGMA DE LA INMORTALIDAD


     
           
"Es muy probable que la idea más poderosa jamás concebida por el ser humano sea la creencia, el conocimiento y la experiencia de que el mundo físico que nos proporcionan los sentidos es una mera ilusión, un mundo de sombras, y que la herramienta tridimensional que denominamos cuerpo sólo sirve como recipiente o morada de Algo mucho mayor en donde se asienta el fundamento de la verdadera vida"
Holger Kalweit


Es indiscutible afirmar que desde tiempos inmemoriales existe un enorme respeto sobre el tema tabú de la muerte y que hoy día en la sociedad mundial, sobre todo occidental, debido principalmente a nuestra visión plana, materialista y mecanicista sobre la vida y la muerte, hemos convertido el trágico desenlace final de nuestra existencia en algo verdaderamente aterrador y traumático. Sin embargo, desde hace unas décadas un fenómeno nuevo y revolucionario convulsionó a la opinión pública mundial, cambiando las arraigadas y estereotipadas creencias y conceptos materialistas sumidos en la conciencia colectiva de la sociedad, planteando un nuevo debate muy enriquecedor y apasionante. Un fenómeno que haría tambalear los cimientos del rígido y sólido establishment de la ciencia ortodoxa y racionalista, una nueva disciplina que pondría patas arriba todo lo conocido hasta el momento en Biología Humana. Me estoy refiriendo a las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Este tipo de experiencias no fueron tomadas en serio dentro de la comunidad científica hasta que un psiquiatra norteamericano, el doctor Raymond A. Moody, doctor en filosofía por Universidad de Virginia (EE.UU.), publicó su clásico libro convertido en best seller mundial Life after life (“Vida después de la Vida”), del cual se vendieron 110 millones de copias por todo el planeta, un libro en el que recopila más de un centenar de casos de personas que estuvieron en el umbral de la muerte. Posteriores investigaciones llevadas a cabo por otros científicos también pioneros en el tema, como Elisabeth Kübler-Ross, Peter Fenwick, Melvin Morse, Kenneth Ring, Bruce Greyson, Jeffrey Long, David Cheet, Joel Whitton, Joe Fisher, Stanislav Groff, Charles Tart, Ian Stevenson, etc., confirmaron los hallazgos del doctor Moody, empezando una investigación científica y sistemática de las etapas que acontecen durante el proceso humano de la muerte. Todos esos científicos partieron sus investigaciones desde una postura totalmente escéptica, abordando la eterna y más primordial cuestión de la condición humana desde una perspectiva científica, objetiva e imparcial. Sus hallazgos son cuanto menos sorprendentes y muy significativos, confirmando, después de tantos años de profundo estudio, la supervivencia del consciente a la muerte física.


Antes de nada debo decir que las ECM son un fenómeno universal, documentado desde la misma prehistoria según la antropología y la religión, que lo sufre cualquier individuo, independientemente de su edad, clase social, creencia, raza o nacionalidad en el momento previo a la muerte. Es un fenómeno que nos hace atisbar de manera fehaciente sobre cómo puede ser la vida futura que nos aguarda. En el último siglo se han registrado más de 300 millones de casos de personas que han atravesado una ECM, sin incluir los cientos de millones de casos que no están registrados, ya que, como dije, es un fenómeno universal que se remonta a la misma prehistoria. Sólo en EE.UU. más de 18 millones de personas adultas según el Instituto Gallup ha tenido ese tipo de experiencia.


A raíz de estas experiencias se ha originado un gran debate académico y científico en el propio seno de la comunidad científica para dilucidar el origen (biológico-natural o divino) y la naturaleza de esas experiencias. Nadie duda del tremendo impacto emocional y espiritual que produce estas experiencias en las personas que lo han vivido, lo que se discute clínicamente son sus causas. Se formularon muchas teorías clínicas y médicas para explicar todo el potencial que nos presentan las ECM. Teorías que tienen que ver con la estimulación de los lóbulos temporales, del sistema límbico, a la acción de los fosfenos que estimulan el córtex visual, a la presencia o liberación de neurotransmisores, tales como endorfinas, y/o la falta de oxígeno en el cerebro (anoxia o hipoxia cerebral), al exceso de glucosa en la sangre, al estrés, a la administración de morfina o drogas farmacológicas, al aislamiento o a la fatiga nerviosa, etc. que tratan de explicar esas causas de forma natural, producto del funcionamiento fisiológico del cerebro, reduciendo todas esas experiencias místicas como un mero mecanismo defensa ante la desintegración total y definitiva de nuestro ser. Todas esas conjeturas y especulaciones más que teorías fundadas y probadas tienen la insalvable e importante limitación de explicar solamente cada uno de los elementos o fases de las ECM de forma aislada y no en su conjunto que sería lo más correcto (las fases o parámetros secuenciales que sigue una ECM estándar son la proyección extracorporal o autoscopia, la visión de un túnel, encuentro con familiares o amigos ya fallecidos, fusión con la Luz o encuentro con un Ser de Luz, ya sea Cristo, Buda, etc., revisión panorámica de la vida y viaje a los Cielos o planos inferiores). Para la ciencia ortodoxa, materialista y racionalista todas esas experiencias están originadas en el cerebro, es decir, que no son más que meros engaños, sueños o alucinaciones sin mucha trascendencia, fruto de un conjunto de reacciones bioquímicas que tienen lugar en el propio cerebro. Sin embargo, la Verdad se dirige hacia otra dirección. Hay científicos, como los que cité arriba, que se guiaron por su honestidad intelectual y científica y por su humildad e intuición que se resistieron en tachar todas esas experiencias como meras alucinaciones endógenas que se producen el cerebro del moribundo. Hay montañas de evidencias que demuestran que las ECM no son meras alucinaciones o sueños. No lo digo sólo por los tremendos y apabullantes efectos que han producido sobre las personas que las han sufrido, sino porque hasta ahora no se ha encontrado una explicación clínica y médica, tanto a nivel psicológico y psiquiátrico, como a nivel farmacológico, neurológico y fisiológico que sea lo suficientemente satisfactoria, convincente y coherente para explicar el tremendo potencial de esas experiencias místicas. Cualquier persona culta y experta que esté familiarizada con el tema y que haya hecho un profunda análisis científico sobre la fisiología de las ECM se dará cuenta de que no son meras alucinaciones o sueños. ¿Qué razones hay para creer en ello? Tienen crucial importancia la consistencia, el realismo, la concordancia, la verosimilitud, la coherencia, los paralelismos y la objetividad de los testimonios presentados por esas personas que tuvieron la ECM. Hay evidencias más extremas sobre la veracidad de estas experiencias cuando nos encontramos con casos de personas ciegas, sordas, tetrapléjicas, enfermas, etc. que han tenido experiencias como las personas normales, sin ese tipo de discapacidad. También son significativas las experiencias de muerte compartida, en la que varios sujetos que están en situación de muerte clínica temporal atraviesan la misma ECM con los mismos elementos en común (Véase casos reales de ECM de grupo en Internet). Varios científicos han hecho experimentos a escala planetaria con personas en situación de muerte clínica temporal, posteriormente resucitadas, para comprobar en situ si la conciencia se separa del cerebro en el momento de la muerte y puede seguir sobreviviendo, y algunos de esos casos se han obtenido resultados muy positivos y alentadores, confirmado la hipótesis de que el cerebro sólo sea un mero receptor por el cual se trasmite la mente, pudiendo ésta separarse y sobrevivir a la muerte física (Véase investigaciones de Peter Fenwick, Sam Parnia, Pim Van Lommel , Michael Sabom y Bruce Greyson).


Recientemente apareció un nuevo concepto acuñado por numerosos científicos, la gran mayoría materialistas, a raíz de las investigaciones pioneras llevadas cabo por el neuropsicólogo canadiense Michael Persinger, de la Universidad de Ontario, junto con los neurólogos suizos Olaf Blanke, Stephanie Ortigue, Theodor Landis y Margitta Seeck denominado “neuroteología”. Esta nueva disciplina científica trata de las implicaciones neurológicas, fisiológicas y psicológicas de las experiencias místicas. Es decir, buscan una base, sobre todo a nivel neurológico y fisiológico, que explique las causas de las experiencias místicas como una forma de demostrar que Dios y el “más allá” no existen y que sólo son un producto del cerebro (para ser más específicos, la neuroteología es el estudio de la neurobiología de las experiencias religiosas y espirituales). Las investigaciones del Dr. Persinger y del Dr. Blanke y sus colaboradores han causado una gran repercusión a nivel mundial por sus tremendas implicaciones científicas, filosóficas y teológicas. El Dr. Persinger recurrió a varios voluntarios para que se sometieran a sus experimentos. Para lo cual sentaba a sus voluntarios en una especie de silla y se les ponía una casco en la cabeza con unos electrodos que trasmitían ondas electromagnéticas de baja intensidad. El objetivo era estimular una parte de la corteza cerebral, concretamente en donde se localizan los lóbulos temporales, para reproducir artificialmente una experiencia mística. El resultado fue sorprendente. Los sujetos narraban haber sentido una especie de desdoblamiento de su propio “Yo”, podían viajar a través de un túnel y sentir presencias espirituales. El resultado de las investigaciones concluían que todas esas experiencias místicas podían ser explicadas en términos neurológicos como «alucinaciones autoscópicas» fruto del estado disociativo del cerebro, es decir, que todas esas experiencias tenían lugar en el propio cerebro y no ajeno a él (Scientific American, 2003). Igualmente, los científicos suizos citados arriba utilizaron los mismos procedimientos que el Dr. Persinger para inducir artificialmente el fenómeno del desdoblamiento a través de una serie de experimentos realizados en la Universidad de Ginebra con una paciente epiléptica, obteniendo resultados similares que los del citado doctor. La conclusión de los científicos suizos fue que todo se debía a una anomalía de cierta área del cerebro, concretamente el gyrus angular derecho, ubicada entre el lóbulo temporal, parietal y occipital (Nature, 2002). Sin embargo, hay varios hechos cruciales que hay que trascender sobre estas investigaciones del Dr. Persinger y sus pares de científicos suizos, para mí unas investigaciones sin una base científica y objetiva, que son los siguientes:


1º Los científicos que realizaron este tipo de experimentos parten de la base de querer demostrar que las experiencias místicas, como las experiencias extracorporales o las ECM, son alucinaciones, ilusiones o sueños producidos por alguna anomalía en cierta área del cerebro, cuando lo más objetivo e imparcial sería determinar la causa y la naturaleza de eses tipos de experiencia, sin caer en prejuicios e ideas preconcebidas, y recabando la máxima información posible sobre el tema.


2º La base de sus conclusiones se apoya en las investigaciones realizadas con voluntarios que tenían antecedentes psiquiátricos (concretamente problemas de epilepsia).


3º Los sujetos que participaron en las investigaciones eran previamente conscientes, ya que fueron avisados, de los efectos que les iban a producir tales experimentos (sabían que le iba provocar la sensación de que estaban flotando fuera de sus cuerpos, de luces, etc.), condicionando los resultados de los experimentos.


4º Los sujetos que se sometieron al experimento estaban totalmente con los ojos tapados pero conscientes y despiertos (en el caso concreto de las ECM se producen en estado absoluto de inconsciencia).


5º Las experiencias inducidas a través de estos experimentos (o mediante la ingestión de sustancias psicodélicas) eran fragmentarias y aleatorias, mientras que las experiencias extracorporales (EEC) o las ECM son de naturaleza detallada y organizada.


6º Las experiencias místicas inducidas a través de estos experimentos, al igual que la inducción por medio de la ingestión de sustancias psicodélicas como la LSD, el clorihidrato de ketamina, la mescalina, los hongos alucinógenos, etc. (todas esas sustancias provocan estados alterados de consciencia) son diferentes en intensidad, forma y contenido que las EEC o ECM genuinas.


7º Los experimentos que realizó el Dr. Persinger no han causado ningún efecto místico sobre personas ateas que participaron en dicho experimento. En las EEC o las ECM las creencias que profesen los individuos que las atraviesan no son un factor relevante, ya que hay infinidad de casos documentados que confirman que personas ateas o escépticas han tenido igualmente experiencias místicas de tipo religioso y arquetípico.


8º Los experimentos llevados a cabo por esos científicos no son más que ilusionismo. Las experiencias reportadas por sus voluntarios difieren en la forma y en el fondo respecto a las EEC o ECM (generalmente los sentimientos reportados durante una EEC o ECM son: trascendencia de barreras espacio-temporales, visión remota, precognición, sentimientos de unicidad y conexión con todas las cosas, viaje a otros planetas del nuestro sistema solar o de otras galaxias, acceso a otros dimensiones o planos de la realidad, conocimiento de la verdadera naturaleza de las cosas, sentimiento de inmortalidad y libertad, sentimiento de que todas las almas están entrelazadas, etc.). Como podemos apreciar, en esos experimentos simulados los sujetos no repartan en absoluta ninguno de esos sentimientos citados anteriormente. Por lo tanto, las conclusiones precipitadas y sin contrastar de esos científicos materialistas respecto a esos experimentos, que son en todo caso ilusionismo puro y duro, no sólo demuestran los errores por enésima vez de la ortodoxia científica a la hora de tratar estos temas, sino que además están promoviendo en este tipo de experimentos la pseudociencia.


9º Los efectos producidos por las experiencias inducidas por esos experimentos, al igual que las inducidas artificialmente mediante la ingestión de sustancias psicodélicas, no han causado ningún impacto en las personas que las han vivido. En cambio en las EEC o las ECM se produce un tremendo impacto a todos los niveles (físico, psicológico, emocional y espiritual) a corto, medio y muy largo plazo sobre las personas que las han atravesado.


Esas son algunas de las razones por las que considero que las investigaciones del Dr. Persinger y del Dr. Blanke y sus colaboradores suizos no deben ser tomadas en serio a la hora de reducir las experiencias místico-escatológicas a meros subproductos causados por el cerebro. Todo lo que han presentado estos investigadores, al igual que todos los científicos que realizan este tipo de experimentos, son un conjunto de meras conjeturas y especulaciones sobre las causas que originan estas experiencias místicas. Muchos científicos materialistas, con su particular visión mecanicista, nihilista y secular del universo, le han atribuido todo tipo de explicaciones clínicas y medicas a las causas y contenido de las ECM. Sin embargo, hay que ser sabio y distinguir las conjeturas y especulaciones de los hechos. Los hechos están ahí, los hechos vencerán. Los hechos nos indican que existe otra realidad paralela a la nuestra. Una realidad que no es percibida con nuestros sentidos, pero que en determinados momentos (suicido, accidente de tráfico, infarto de miocardio, derrame cerebral, etc.) en el que la muerte está próxima se nos presenta a través de esa experiencia una evidencia incuestionable de la continuidad de la vida después de la muerte. Y digo una evidencia incuestionable porque muchas personas que han sido declaradas clínicamente muertas, sin actividad cerebral y cardiaca, con electroencefalograma plano (hay que entender que cualquier mínimo signo de vida que tenga el individuo, hay que esté teniendo un sueño o una alucinación sería captado directamente por el electroencefalograma mostrando cualquier signo de actividad, sin estar completamente plano), han presentado experiencias y recuerdos altamente estructurados, hiperactividad e hipersensibilidad de sus sentidos, captando en muchas ocasiones información real desconocida para el propio individuo que lo sufre, adquiriendo a veces ciertos poderes psíquicos, como la predicción del futuro en forma de advertencias proféticas, posteriormente cumplidas en la vida real, recuperación milagrosa de personas que padecían una enfermedad grave e incurable después de superar una ECM, etc. Por lo tanto, podemos concluir que la muerte supone de algún modo una continuidad de la vida, porque en las ECM las personas siguen conscientes, pensando, actuando, experimentando y existiendo en un cuerpo etéreo llamado alma, una continuidad de la vida en un plano de existencia espiritual e inmaterial. Por eso, es legítimo decir que las personas que han sobrevivido a una ECM opinan firmemente que la vida post mórtem no es una posibilidad abstracta y ficticia, sino que más bien es un hecho experimentado de modo real, personal y concreto.


Hay otra lectura o interpretación que se podría hacer de la neuroteología. Es aquella que afirma que Dios dejó sus huellas en nuestros cerebros para que podamos conocerle mejor e interactuar y relacionarnos con Él. Uno de los científicos más destacados que defienden esta teoría es el pediatra estadounidense con reputación internacional Melvin Morse, doctor en medicina por la Universidad de George Washington (EE.UU.), a quien se le otorgó el National Service Research Award (Premio al Servicio Nacional de Investigación). Este pediatra pasó muchos años tratando a niños con una enfermedad terminal, registrando cada una de las experiencias místicas que padecían esos niños en el tránsito hacia la otra vida. Él era un científico escéptico y reticente a la hora de aceptar a primera vista la autenticidad de esas experiencias. Durante bastantes años siguió siendo escéptico hasta que al final, después de muchos años de ardua investigación y ante la abrumadora cantidad de pruebas que se resistían en ser reducidas a meras alucinaciones o sueños, aceptó la realidad de esas experiencias místicas. Eso sí, reconoció que, a pesar de la gran variedad de explicaciones clínicas o médicas presentadas al respecto, las cuales no encajaban a la hora de explicar las causas de esas ECM por la falta de coherencia, fundamento, motivación y consistencia, él había pasado por alto algo muy obvio, que era que de alguna manera nuestra alma o conciencia podía realmente separarse del cuerpo y sobrevivir sin él. Por lo tanto, Melvin Morse al final reconoció con humildad que las visiones religiosas, arquetípicas o espirituales son ontológicamente reales y no alucinaciones o sueños producto de la secreción de sustancias bioquímicas en el cerebro. Al mismo tiempo formuló una asombrosa y revolucionaria teoría según la cual a través de la estimulación del lóbulo temporal derecho se podría provocar la emergencia de experiencias místicas de tipo religioso y espiritual (el Dr. Michael Persinger citado arriba y otros científicos han confirmado la tesis del Dr. Melvin Morse que relaciona la estimulación de los lóbulos temporales y las experiencias místicas). Sin embargo, la concepción que tiene Melvin Morse sobre el papel crucial que juegan los lóbulos temporales en la creación de esas experiencias místicas difiere en la cuestión de fondo sobre la idea que tienen los demás científicos materialistas. A continuación voy a presentar un largo extracto transcrito del DVD “Vida después de la Vida” -La expedición científica del teólogo, periodista y escritor Tom Harpur- sobre una entrevista efectuada a este científico.


Transcripción de la entrevista al Dr. Melvin Morse:


Cómo explicar las distintas experiencias sino empezamos por entender que todas las pruebas clínicas y experimentales documentan claramente que se tratan de experiencias de origen biológico y natural. Están relacionadas con una zona del cerebro llamada lóbulo temporal derecho. Quiero hacer constar que soy filosóficamente imparcial en mis afirmaciones. No hago comentarios sobre la realidad objetiva que estoy describiendo. Sólo digo que estas experiencias no deben tratarse aisladamente. No podemos decir que el “más allá” sea una alucinación causada por el dolor, que la premonición de la muerte es un fenómeno extraño del que la ciencia no quiere ocuparse, que la experiencia de muerte compartida sea un adorno cultural de unos pacientes que reaccionan así guiados por su dolor y demasiado influenciados por un programa televisivo. No son teorías que nos sirvan de explicación. Una teoría que sí podría servirnos de explicación es la comprensión de que nuestros cerebros tienen la capacidad de percibir otra realidad bien documentada, tanto experimental como clínicamente, a través del lóbulo temporal derecho. Arnold Mandell, el gran neurobiólogo, expresó mejor que nadie cuando afirmó que “el reino de los cielos se encuentra en el lóbulo temporal derecho”. Una vez que entendamos ese simple hecho que lleva más de 80 años siendo documentado en la literatura médica. Una vez que nuestra ciencia y nuestra espiritualidad se aclaren al respecto, entenderemos que en una amplia variedad de situaciones clínicas nuestro lóbulo temporal derecho puede activarse y permitirnos tener esa experiencia”. (Melvin Morse, DVD Vida después de la Vida). (El Dr. Melvin Morse aparece arriba en la foto con gafas, corbata y barba en la prestigiosa cadena estadounidense CNN).


Las declaraciones de este famoso y prestigioso científico son de enorme trascendencia, ya que presentan un nuevo paradigma científico en favor de la inmortalidad del alma al relacionar el lóbulo temporal derecho con las experiencias místicas como puente de acceso a otra realidad bien documentada, una realidad o dimensión de tipo espiritual. Por lo tanto, para Melvin Morse todas esas experiencias místicas de tipo espiritual y religioso son reales y no alucinaciones. Esas experiencias, según este doctor, prueban aunque no certifican la existencia del “más allá”.


En conclusión, las investigaciones del doctor Melvin Morse son muy importantes a la hora de entender el verdadero papel que desempeñan los lóbulos temporales en relación con las experiencias místicas y sus causas.


Una de las teorías más revolucionarias y mejor elaboradas, la cual está bien aceptada por un sector importante de la comunidad científica, es aquella que concibe el cerebro de manera holográfica. Son muchos los científicos que son partidarios de esta sorprendente teoría, cuyo principal postulador fue el físico teórico David Bohm. Este científico postuló que la consciencia humana puede funcionar holográficamente, pudiendo en ciertas situaciones de muerte inminente o a través de la inducción artificial por medio de la ingestión de ciertas sustancias psicodélicas trascender los nuestros sentidos ordinarios y acceder a un nivel de consciencia superior (expandida), a otro nivel de espacio y tiempo. Las propiedades holográficas de la consciencia permitirían que ésta no estuviese sujeta a las leyes de la física newtoniana. Interesantes son las palabras del bioquímico Ken Wilber que dice lo siguiente: “Si el cerebro funcionase como un holograma, tendría acceso a un todo mayor, a un campo o ‘esfera de frecuencia holística’ que trascendería los límites espaciales y temporales”.


La teoría holográfica de la mente constituye sin ningún género de dudas otro nuevo paradigma científico a favor de la supervivencia del consciente a la muerte física. Una teoría aceptada por bastantes científicos de todo el mundo y que es hasta el momento la explicación más plausible, racional y científica a las causas y contenido de las ECM.


Sin profundizar tanto en el tema, a continuación voy a presentar los requisitos o parámetros que debe seguir una ECM para que pueda ser considerada como una evidencia científica a favor de la inmortalidad del alma. Son los siguientes:


1º Autoscopia o proyección extracorporal: Esto se produce en la inmensa mayoría de los casos de ECM en la que los sujetos sienten abandonar su cuerpo físico y adquirir una nueva forma etérea. Dicho con otras palabras, sienten que su consciencia se separa del cuerpo físico, pudiendo sobrevivir sin el propio cuerpo. Implicaciones: este hecho refuta la ecuación materialista de que la mente es igual al cerebro, pudiendo la mente o consciencia separarse del propio cerebro en el momento del óbito y sobrevivir sin él.


2º Una representación mental nítida: También se produce en la inmensa mayoría de los casos de ECM en la que los sujetos que abandonan sus cuerpos en situación de muerte clínica temporal perciben con perfecta nitidez y lucidez, de un modo muy vívido, lo que está aconteciendo en el entorno en donde se ubica su cuerpo físico inerte temporalmente. Debemos recordar que lo normal es que cuando el sujeto está en estado absoluto de inconsciencia o cuando su cerebro agoniza, es de esperar que sus facultades mentales estén muy deterioradas o dañadas como para tener experiencias o pensamientos altamente estructurados, haciendo imposible cualquier actividad que se relacione con pensar, experimentar, ver, oler o sentir durante ese estado “vegetativo”. Implicaciones: No todos los procesos mentales dependen funcionalmente del funcionamiento fisiológico del cerebro.


3º Percepciones paranormales verídicas que sean objetivamente verificables: Esto sucede en no pocos casos, por lo que sería motivo para abordar el tema de las ECM con prioridad sobre otras cuestiones científicas. En estos casos el sujeto que experimenta la ECM no sólo siente que su consciencia o alma abandona su cuerpo físico cuando fue declarado clínicamente muerto, observando posteriormente todo lo que ocurre en su entorno más próximo con perfecta nitidez, sino que además asombrosamente puede percibir eventos o situaciones acontecidas fuera del alcance normal de su vista. Visiones y descripciones muy detalladas y precisas sobre personas, hechos, objetos, conversaciones, muchos de ellas descritas textualmente, e incluso visión remota de eventos tanto presentes o futuros, posteriormente cumplidos en la vida real. Sujetos que están postrados “inertes” en la camilla de la ambulancia que los traslada al hospital después de un accidente de tráfico, de una crisis cardiorrespiratoria, de una embolia cerebral, de un intento de suicidio o por otras causas naturales o no, sujetos que están siendo operados en el quirófano y que se les declara clínicamente muertos, sujetos que están atravesando una larga y traumática enfermedad terminal... Todo esos sujetos experimentan en esa estado de cuasimuerte algo verdaderamente increíble, transformador e indescriptible, que en la gran mayoría de los casos es beatífico, como es el momento en que las almas abandonan sus cuerpos viajando a cualquier lugar (por ejemplo a otra habitación del hospital, a la calle, a la casa de sus seres queridos, a visitar al trabajo de sus amigos u otros lugares remotos) a la velocidad del pensamiento, encontrándose con sus seres queridos ya fallecidos y sintiendo en el común de los casos en todo momento de su experiencia, sobre todo cuando se encuentra con la Luz, una paz, amor y alegría inenarrables con palabras humanas. Unos sentimientos tan fuertes y profundos vividos por esas personas que les cuesta posteriormente reajustar psicológicamente a la hora de integrar esos recuerdos en su mente y al explicar eses experiencias a través de cualquier vocabulario de cualquier idioma conocido. Ahora mismo me viene a la mente las palabras del psiquiatra Fowler Jones, quien recabó una gran multitud de información concerniente a las EEC y ECM, dejando de lado sus prejuicios. Este científico afirmó lo siguiente: “Todo cuanto podemos decir hasta este momento es que las personas que tienen esas experiencias las sienten como algo muy real. Las describen de diversas formas, pero el común denominador es que la mente, la parte de la personalidad que corresponde al “Yo”, la parte que piensa y siente, ya no se encuentra situada en el interior de su cuerpo físico sino depositada en algún otro lugar del ambiente. Es como si tuvieran un centro de conciencia móvil, situado a unos pocos metros, o a varios kilómetros, del cuerpo físico.”


Algo verdaderamente resaltable, aparte de la coherencia, verosimilitud y inefabilidad, en esas experiencias es que el sujeto, tal y como argumenta el investigador Fowler Jones, que lo ha experimentado tiene la absoluta certeza de que lo que ha vivido es real, no una alucinación o sueño, perdiendo de ese modo el miedo a la muerte e integrando desde el primer momento esa experiencia como una parte real de su vida. Por eso me pregunto: ¿está legitimado un científico materialista y escéptico para descalificar de un plumazo o poner en entredicho la palabra de una persona que recibió un “don” a través de esa ECM sin que el propio científico tuviera una experimentación personal y directa sobre ese tipo de experiencia? ¿Puede invalidar una explicación clínica o médica presentada por cualquier científico ateo y agnóstico la palabra sincera y veraz sobre la realidad de las ECM atestiguada por un testigo experimental? Pienso claramente que no. La Verdad no se conjetura ni se especula como hacen muchos científicos al tachar esas experiencias como simples alucinaciones. No. La Verdad hay que experimentarla, sentirla, vivirla... Es como si alguien que no ha probado nunca una naranja trata de explicar su sabor, con sus implicaciones, cayendo en el error de hacer comentarios preconcebidos, abstractos y subjetivos sobre el sabor de esa naranja. Elocuente es el parapsicólogo Leo Talamonti, quien denuncia lo siguiente: “si la credulidad puede causar muchos daños, la descalificación fácil y preconcebida de los testimonios presentados, como es practicada habitualmente por los escépticos que sostienen prejuicios, produce otros daños mayores por cuanto tiende a destruir en embrión toda posibilidad de reconstruir la verdad". Por otra parte, el doctor Kenneth Ring, en su famosa obra “La senda hacia el Omega”, nos aclara más el misterio que envuelven a las ECM: “En la literatura de las ECMs se menciona frecuentemente el hecho de que, en lo que concierne al testigo, la realidad de los acontecimientos experimentados está más allá de toda duda (...) En ninguna parte es más evidente este sentido de hiperrealidad de las ECMs como en la fase en la que el testigo se encuentra a sí mismo fuera de su cuerpo y en cierta manera es capaz de mirarlo desde una perspectiva externa. Aquí la agudeza subjetiva de la percepción visual y auditiva no sólo es tan asombrosa como inexplicable, sino que en una serie de casos ha resultado ser verídica (es decir, exacta), demostrando con ello que ciertamente no se trata de una mera alucinación o sueño”. Sin embargo, los científicos que niegan esa verdad actúan de manera perniciosa y prejuiciosa, al desacreditar y desmitificar las declaraciones de las personas que han tenido una ECM (quizás la razón de ese rechazo a este tipo de testimonios se debe a que la élite científica dominante es de ideología atea o agnóstica, a su vez motivada por el simple hecho de que los científicos se forman y se gradúan en universidades cuyo régimen de enseñanza es laico o aconfesional, y también ese rechazo se debe a que no está implantado de modo general en las instituciones académicas ciertas disciplinas, como la tanatología o la parapsicología). Científicos que se dejan llevar por sus ideas preconcebidas, por sus dogmas materialistas, por su falta de objetividad, imparcialidad y honradez, al contrario que los sujetos que experimentaron las ECM, los cuales son personas honestas, sinceras y equilibradas emocionalmente que están en posesión de la Verdad, no de la verdad subjetiva, sino de la Verdad objetiva sobre la realidad y autenticidad de las ECM (algo genuino que otorga cierta credibilidad sobre la realidad de las ECM es el hecho de que muchas de las personas que sobrevivieron a una ECM narran sus experiencias mediante el lenguaje de la física teórica y de las matemáticas del caos). Esa es el testimonio que nos han legado todas las personas que han sobrevivido a una ECM, un testimonio de incalculable valor científico, ético, humano y espiritual. Pienso que lo más sensato es aproximarnos o abordar el tema de la muerte no desde el punto de vista de las personas que agonizan, sino de aquellos que han sobrevivido a una ECM, ya que ellos son los verdaderos conocedores de lo que ocurre al otro lado de la “cortina”. Probablemente, la verdadera naturaleza de la muerte difiera completamente de su concepto tradicional basado en el hecho de que la muerte supone la extinción personal y definitiva de nuestro ser. Una extinción personal en la que uno sentiría el vacío, el no sentido y la nada para el resto de la eternidad como si fuese un largo y oscuro sueño sin ensueños. Como decía de manera esperpéntica y cruda el archifamoso poeta inglés William Shakespeare: “morir es yacer en frío infierno y pudrirse”. Respetando la estatura literaria de este personaje, considero que sus afirmaciones se podrían catalogar de todo tipo, excepto poéticas. Sin embargo, yo no comparto esa opinión por los reveladores y fiables testimonios de personas que han atravesado una ECM. Uno de esos testimonios fiables es del prestigioso y famoso psicólogo y psicoanalista Carl Gustav Jung7, discípulo de Sigmund Freud y una de las 10 mentes más brillantes del siglo XX, quien tuvo una ECM a raíz de un infarto en la que tuvo una lúcida y vívida visión de la Tierra desde el espacio exterior de nuestro planeta narrando lo siguiente: “Me pareció como si me encontrase allá arriba en el espacio. Lejos de mí veía la esfera de la Tierra sumergida en una luz azul intensa. Veía el mar azul profundo y los continentes. Bajo mis pies, a lo lejos, estaba Ceilán y ante mí estaba el subcontinente de la India. Mi campo de visión no abarcaba toda la Tierra, sin embargo, su forma esférica era claramente visible, y sus contornos brillaban plateados a través de la maravillosa luz azul (...) Posteriormente me informé a qué altura debía encontrarme para poder alcanzar una visión de tal extensión. ¡Aproximadamente a unos 1.500 kilómetros! La contemplación de la Tierra desde tal altura es lo más grandioso y lo más fascinante que he experimentado”. Carl G. Jung acabaría afirmando lo siguiente respecto a lo que significa la muerte: “externamente considerada, la muerte parece terrible y aterrador, pero una vez que estás en su interior disfrutas de tal plenitud, paz y satisfacción que ya no quieres retornar”. Pero no quiero irme por las ramas, y quiero concluir diciendo que para que las ECM sean una evidencia de la supervivencia es de crucial importancia el hecho de que muchas de esas experiencias de percepción paranormal verídica han sido objetivamente verificadas como muy exactas y coherentes. Para lograr verificar esos testimonios sobre lugares, hechos, objetos y personas que han sido captados por el sujeto durante su estado de muerte clínica temporal son de enorme importancia el que se produzca un careo con las partes implicadas (médicos, enfermeras, pacientes, familiares, amigos...) para atestiguar y corroborar los hechos y declaraciones. En prácticamente todos los casos documentados sobre este tipo de experiencias de percepción paranormal, que se han sometido a un control científico, se han verificado de manera positiva. Ahora bien, hay señalar que existen también casos de este modelo de percepción que no han sido sometidos a control científico, sin poder ser verificados posteriormente, casos que se ha producido de manera espontánea y aleatoria. Por eso es difícil verificar hasta cierto punto las ECM, ya que muchas veces se producen de manera aleatoria, espontánea e inesperada, en vez de ser sometidas a un control científico, como sería a través de un experimento de laboratorio. Aunque hubo experimentos hechos por algunos científicos, bajo el patrocinio de ciertas instituciones públicas o privadas, con pacientes que ofrecían los tres modelos inseparables de supervivencia de las ECM (autoscopia, representación mental nítida y percepción paranormal verídica que sea objetivamente verificable) obteniendo resultados muy positivos y concluyentes. Implicaciones de este modelo de supervivencia: confirma la tesis de partida de que la mente no es igual al cerebro, pudiendo separarse y sobrevivir sin él.


Debo recordar que las tres implicaciones propuestas en esos tres modelos citados arriba se deben interpretar a modo de hipótesis o de sugestión, no como algo “científicamente demostrado” más allá de cualquier duda razonable (recordemos que la ortodoxia científica utiliza el Principio Racionalista según el cual no se pueda creer en nada hasta que no esté lo suficientemente demostrado). En mi opinión, a pesar de que la realidad de la supervivencia del consciente a la muerte física dista mucho de poder estar “científicamente demostrada”, si tenemos en cuenta los tres modelos citados arriba (autoscopia, representación mental nítida y percepción paranormal verídica que sea objetivamente verificable), con sus implicaciones, no sería exagerado afirmar que tenemos en conjunto una evidencia científica, objetiva y concluyente que sugiere la inmortalidad del alma.


Continuando este capítulo, quisiera mencionar que leí un artículo en Internet escrito por escéptico que no creía que las ECM sean una evidencia a favor de la supervivencia del consciente a la muerte física por la simple razón de que la gran mayoría de los casos de personas que han estado clínicamente muertas no han vivido una ECM. Para este individuo, si las ECM son un fenómeno universal, como afirman los científicos heterodoxos y creyentes, ¿cómo es posible que haya una gran infinidad de casos de personas que estuvieron al borde la muerte sin tener una ECM? Las respuestas son las siguientes:


1º Porque la persona no ha sido declarada clínicamente muerta.


2º Porque la persona, aun siendo declarada clínicamente muerta, no atravesó el límite entre la vida y la muerte. O bien cuando atravesó ese límite no recibió ese “don” (me refiero al “don” de saber que hay más allá de la muerte).


3º Porque muchas personas, ante el temor de ser ridiculizadas o tachadas como locos tanto privada como públicamente ante los demás, optaron por no hacer público su ECM (recordemos que se presumen que existen una enorme cantidad de casos de ECM no declarados y registrados documentalmente, principalmente por las trabas personales y el recelo social que sufren estas personas).


Me gustaría plantear un doble enfoque en el debate abierto sobre este tema por ese individuo escéptico. Sería el siguiente: si las causas o patrón de las ECM se deben a factores clínicos y médicos, ¿por qué la gran mayoría de las personas que agonizaron no tuvieron una ECM? Ese es la clave de la cuestión. Para ello, voy a desmarcarme de la opinión de este escéptico, ignorante en el tema, para presentar pruebas y no conjeturas, como las que presenta este individuo, sobre la supervivencia. Me refiero a un experimento llevado a cabo por el eminente cardiólogo holandés Pim Van Lommel, quien entrevistó a 344 personas que fueron declaradas muertas clínicamente con resucitación. Los experimentos fueron comparados con un grupo de control en términos de seriedad de la enfermedad. El resultado fue que el 18 % de los pacientes reporta haber tenido una ECM mientras el 82 % restante no. El Dr. Van Lommel llegó a la conclusión de que las ECM no tenían una raíz medica y clínica. ¿Por qué? Porque todos fueron víctimas de estrés y de una fatiga nerviosa (nivel psicológico), a todos se les administró morfina (nivel farmacológico) y todos sufrieron una falta de oxígeno en el cerebro (nivel fisiológico), incluso se descartó el nivel neurológico o neurofisiológico como raíz de esas experiencias. Los esclarecedores, notables y sorprendentes experimentos de este doctor fueron publicados en la prestigiosa revista médica británica The Lancet.


Continuando este capítulo, quisiera hacer un comentario sobre una asombrosa y escalofriante ECM vivida por una artista americana llamada Pam Reynolds. Esta mujer se prestó como voluntaria de un proyecto científico de investigación realizado a escala planetaria con numerosos pacientes que sufrieron una muerte clínica temporal llevada a cabo por científicos de la talla del Dr. Peter Fenwick, un neuropsiquiatra británico con reputación internacional, para averiguar las causas de las ECM. El resultado fue que las ECM vividas por algunos de esos pacientes en situación de muerte clínica pudieron ser explicadas a priori (recordar que todas las especulaciones de carácter clínico o médico no han invalidado hasta el momento la realidad de las ECM y que no hay ningún estudio científico que establezca una correlación entre las ECM y su origen clínico) en términos clínicos y médicos, exceptuando dos casos: una mujer ciega congénitamente llamada Vicky Umipeg que había sufrido un grave accidente de tráfico y el caso de Pam Reynolds, operada de un grave y complicado aneurisma cerebral. Las ECM de ambas personas están citadas en mi libro "El Sueño Eterno de la Inmortalidad", pero quiero volver a centrarme en el caso de Pam Reynolds por su espectacularidad. El caso de Pam Reynolds marcaría un antes y un después en la concepción de la ciencia sobre este tipo de experiencias. Sin duda, esa experiencia presentaría un “punto de inflexión” en el estudio de las ECM, originado un profundo y renovado debate a nivel científico, académico y teológico sobre la verdadera naturaleza de las ECM y sus causas implícitas. Su caso, junto con el del Dr. George Rodonaia, aportarían el mayor paradigma científico a favor de la inmortalidad del alma en la historia documentada de las ECM. Pero, sin andar con más rodeos, esto son los hechos.


Pam Reynolds sufría un grave, profundo y complicado aneurisma en una arteria basicular del cerebro. Para operarla, dada la tremenda gravedad de su diagnóstico, no se le pudo realizar una operación quirúrgica estándar. Por tal motivo, el personal médico se vio obligado a efectuar un método quirúrgico novedoso de tipo experimental conocido como "paro cardíaco hipotérmico". ¿En qué consistía esa operación? A la paciente se le tumbó en una camilla del quirófano boca arriba, se le provocó artificialmente una parada cardiaca y respiratoria, un cese total de la actividad cerebral (EEG plano), se le bajó la temperatura corporal de 36º hasta reducirse a los 15º, se le entaponaron los oídos y se le vendaron los ojos. Si hablamos en términos coloquiales, ella fue “matada” temporalmente y luego devuelta a la vida. La operación de "pausa" duró varias horas, estando la paciente completamente monitorizada, en estado de muerte clínica temporal y reversible, sin posibilidad de tener ningún tipo de sueño o alucinación. Durante el momento álgido de la operación sufrió los tres parámetros de supervivencia (proyección extracorporal, representación mental nítida y percepción paranormal verídica posteriormente verificada por el personal médico). Dicho con otras palabras menos técnicas, ella sintió que su consciencia se separaba de su cuerpo físico y podía apreciarlo, al igual que las maniobras del personal sanitario que operaban su cerebro en el quirófano. Ella describe detalladamente, con exactitud, coherencia y realismo lo que sucedió en la sala de operaciones mientras ella estaba siendo intervenida quirúrgicamente (recordemos de nuevo que ella tuvo la ECM en el momento álgido de su operación, es decir, en el momento preciso en el que le estaban abriendo la bóveda de su cráneo). Describe con total precisión las vestimentas del personal médico, sus conversaciones de manera textual, los objetos quirúrgicos que utilizaron durante la operación, las canciones del hilo musical y los procedimientos de su posterior resucitación. En el momento cumbre de su ECM siente como un túnel con luces sobrecogedoras la succiona, viajando por ese túnel hasta que al final se encuentra una hermosa Luz Divina que transmitía una paz, amor, seguridad y alegría inconcebibles. En ese estado de éxtasis místico ve o siente la presencia de un ser querido ya fallecido que acude a su encuentro, intercambiando telepáticamente una conversación entre ambos en un lenguaje universal. En un momento de su experiencia se le hace saber por parte de su ser querido a esta paciente, Pam Reynolds, que su hora de pasar a la “otra orilla” no había llegado aún y que tenía cosas importantes que hacer en la Tierra con el amor de sus familiares vivientes. Ella no quería volver a su vida terrenal, sino que quiso permanecer en ese estado todo el tiempo que fuera posible por el gran amor y confort que sentía. Entonces, nada más pensar en sus seres queridos que quedaban desamparados en la Tierra, siente de nuevo esa succión por el túnel y se encuentra (su alma) flotando en la sala de quirófano contemplando la dramática escena de su delicada operación. Ella triste porque su experiencia mística estaba llegando a su fin y ante la estupefacción y el sentimiento aterrador de volver a su cuerpo “descarrilado”, consiguió regresar de nuevo a su cuerpo físico, sintiendo la frialdad y el dolor de su “envase corporal” perecedero y fútil. Después de reanimarla y devolver de nuevo a la vida, ella narró su ECM al personal médico, familiares y amigos lo que ella vivió mientras ella estaba siendo operada (igualmente fue un “boom” televisivo su caso de ECM, siendo invitada por programas de televisión de prestigiosas cadenas estadounidenses, alcanzándose varemos de audiencia muy notables, al igual que su experiencia fue publicada en algunas revistas sensacionalistas). Sus declaraciones y descripciones sobre objetos, personas, conversaciones y eventos acontecidos en la sala de quirófano mientras ella estaba siendo operada fueron confrontadas con el personal sanitario, verificando las declaraciones y los hechos como muy exactos, detallados y coherentes. Hasta aquí la ECM de Pam Reynolds.


Después de describir la ECM de Pam Reynolds, es hora de valorar clínicamente la fisiología de su experiencia mística. Esta es la valoración. Si tenemos en cuenta que en casi todos los casos documentados de ECM, por no decir en todos, las personas que sufrieron ese tipo de experiencias estuvieron en una única fase de muerte clínica temporal, esta paciente, Pam Reynolds estuvo en las tres máximas fases de muerte clínica temporal: Ausencia absoluta de actividad cardíaca, cerebral y neuronal (sin actividad electromagnética residual cerebral), reflejando según el monitor EEG plano, ausencia de actividad del tallo cerebral o tronco encefálico, el cual es el responsable de prácticamente todas las funciones cerebrales, y ausencia absoluta de sangre en el cerebro, es decir, estaba completamente drenado (perfusión cerebral). Si esas tres fases le sumamos los condicionantes a los que se sometió a esta paciente (oídos tapados, ojos vendados, cuerpo congelado, etc.) se podría concluir, dada el carácter sumamente extraordinario y espectacular de la ECM, absolutamente inexplicable clínica y médicamente, que el cerebro sólo es un mero receptor por el cual se transmite la mente o consciencia, pudiendo ésta última separarse y sobrevivir a la muerte del cuerpo y del cerebro. Comparto, entonces, la opinión del Dr. Peter Fenwick, uno de los primeros científicos en valorar la fisiología de la ECM de Pam Reynolds, quien considera que hasta el momento no se ha encontrado ninguna explicación plausible, lógica y satisfactoria al caso de la citada Pam Reynolds. (Debo apuntar que esta mujer, Pam Reynolds, se restableció completamente de su salud, a pesar de las complicaciones que hubo durante la operación, sobre todo a última hora, que estuvieron a punto de poner en peligro su vida). Por otra parte, el Dr. Fenwick considera que muchos científicos escriben tonterías sobre las causas de las ECM, principalmente porque muchos de esos científicos se entrometen en áreas del conocimiento que no son de su competencia. Piensa que para valorar bien este tema, sobre todo cuando hablamos del funcionamiento del cerebro, es necesario no sólo unos amplios conocimientos teóricos sobre la materia, sino que además se necesita la práctica experimental (por ejemplo en laboratorios o en quirófanos con pacientes reales) para poder confirmar o refutar cualquier teoría sobre las funciones y el papel que desempeña el cerebro a la hora de crear esas experiencias místicas. Como opinaba sabiamente este doctor: “existe una evidencia anecdótica de la realidad de las experiencias extracorporales pero una falta de datos que confirmen esta teoría”. Por otra parte, uno de los neurocirujanos que operaron a Pam Reynolds, Robert Spetzler afirmó, tras ser informado de la ECM de su paciente, que no iba a ser tan arrogante para negar que la separación de la consciencia del cerebro sea posible. Para acabar este comentario sobre la ECM de esta mujer, debo decir que su experiencia, al igual que muchas otras ECM, han sido publicadas en la prestigiosa revista científica de medicina y biología Resuscitation. (Un dato que no deja de sorprender a nadie es el hecho de que esta prestigiosa revista científica, Resuscitation, se ha hecho eco de un estudio científico llevado a cabo por los científicos Peter Fenwick y Sam Parnia en el que se concluye que el alma humana existe realmente y que puede sobrevivir al trauma de la muerte física personal).


No quiero omitir un caso tremendamente apabullante de ECM experimentado por neurólogo ruso, emigrado a EE.UU., llamado George Rodonaia. Este individuo fue declarado muerto por los médicos y forenses del hospital en el que fue ingresado tras ser atropellado por un coche debido a un atentado de la KGB. Se le declaró muerto biológicamente, no clínicamente, y fue enviado a la morgue (depósito de cadáveres) en donde estuvo introducido en un refrigerador durante tres largos días con su cuerpo total y absolutamente inerte. Al cabo de los tres días, un forense fue hacer una serie de operaciones en su cuerpo, concretamente le hizo una incisión a la altura del abdomen, y cual es la sorpresa que de repente los ojos del cadáver de George Rodonaia empiezan a convulsionarse y a sentir ciertos estímulos. Es entonces cuando el forense, a la vista de que el cuerpo de Dr. Rodonaia seguía milagrosamente vivo, fue enviado a la UCI del hospital en donde estuvo ingresado durante un largo periodo de tiempo sin consciencia. Después de salir del coma, este individuo, el Dr. George Rodonaia, se recupera paulatinamente hasta recobrar de nuevo la salud, sin sufrir, a pesar de estar tanto tiempo literalmente muerta y sin recibir oxígeno el cerebro, ningún tipo de daño cerebral. Sin embargo, lo más sorprendente de todo esto está por decir. Según el Dr. George Rodonaia, lo primero que recuerda de su incidente con la muerte después de ser arrollado por el vehículo fue el haber estado con plena conciencia y sentido en una oscuridad absoluta y que no sentía ningún miedo ni temor, sino serenidad y paz. Entonces pensó en la cita de Descartes “Pienso, luego existo” y se dio cuenta de que la muerte no suponía el fin de la actividad consciente, ya que el seguía razonando, pensando, observando y sintiendo, a pesar de no tener un cuerpo físico. Entonces el pensó que para salir de esa oscuridad debería ser positivo y desear ver la luz. Entonces de esa apabullante oscuridad emergió de repente una luz mística que inundó todo su campo de visión, una luz que transmitía mucho amor, confort, paz y compasión. Después presenciaría ante sus “ojos” una visión panorámica de toda su vida, observando con todo lujo de detalles cada acontecimiento de su vida, incluso los momentos más insignificantes. También observó no solo sus actos, palabras o pensamientos, sino que contempló y sintió lo que había deparado tales palabras, pensamientos o actos a terceras personas. Aunque según él no tenía ningún tipo de remordimiento ya que había llevado una vida justa, bondadosa y noble. El relata también que durante todo el momento en que su cuerpo estuvo muerto en el depósito de cadáveres, su alma, consciencia o cuerpo etérico y sutil se encontraban vagando por diferentes estancias del hospital, e incluso viajó al domicilio de su esposa e hijo, su familia. Aunque él podía observar el tremendo dolor que sentía su familia por su irreparable pérdida, no podía comunicarse con ellos y todo intento de lograrlo quedó en vano. Visto el panorama, su alma también viajó a un hogar de su vecindario, muy cerca del domicilio de su familia, y allí observa un matrimonio totalmente angustiado debido a unos problemas de salud que padecía su bebé. Este matrimonio había ido a varios médicos para que le detectaran su problema de salud, pero no pudieron los médicos hacer un diagnóstico certero, lo que aumentó día tras día la desesperación y malestar del matrimonio. El alma de George Rodonaia, a sabiendas de que cualquier intento de comunicación con dicho matrimonio no iba a dar ningún fruto, se comunicó telepáticamente con el bebé y encontró la raíz del problema de salud que padecía el bebé. El milagro obró en este individuo, George Rodonaia cuando volvió a la vida tras estar muerto literalmente durante tres largos e interminables días. Posteriormente, una vez que ya había recobrado su salud, le contó a sus familiares lo que había experimentado durante su muerte. Su familia se mostró inicialmente escéptica mientras narraba “Yuri” (es el nombre ruso de George Rodonaia) su experiencia, momento en que su actitud se torno más confiada y creyente a medida que iba profundizando en su narración y sobre todo, cuando les comentó “Yuri” sus experiencias extracorpóreas. El argumento que les convenció fue cuando habló de su visita a un hogar del vecindario en donde observó la desesperación de un matrimonio debido a unos problemas de salud que padecía su bebé.. La familia de “Yuri” conocía a ese matrimonio y fueron hablar con ellos para comentarles lo que había vista su esposo durante su muerte. “Yuri” estaba presente y les dijo que el problema de su hijo era debido a una fractura del brazo y que él lo supo cuando su alma estuvo fuera de su cuerpo. El matrimonio, un tanto receloso, acudió al hospital para que le hicieran unas radiografías al bebé, y cual es la sorpresa que el personal sanitario detecta una fractura en uno de los brazo del bebé. Los padres quedan totalmente aliviados al ver que han podido encontrar el problema de salud que padecía su hijo, después de tanto tiempo sin tener un diagnóstico certero.


La experiencia del Dr. George Rodonaia es el caso más dramático, largo, apabullante y convincente que existe en la historia documentada de las ECM recientes. El testimonio acerca de sus experiencias extracorpóreas fue comprobado, verificado y confirmado por las partes implicadas, lo que demuestra, dada la tremenda complejidad del caso, de manera concluyente y definitiva la existencia de vida después de la muerte. Es sin lugar a duda unos de los mayores paradigmas a favor de la inmortalidad del alma en el tema de las ECM.


Después de ese desgarrador e impresionante caso de ECM, quisiera decir que aquellas personas curiosas que quieran conocer el alcance real de las ECM deben visitar sin titubeos la página web de Internet de la Near Death Experience Research Foundation (Fundación para la Investigación de las Experiencias Cercanas a la Muerte) de Washington en la que encontrarán casos reales de ECM verídicas objetivamente y de ECM de grupo, al igual que varios experimentos realizados por prestigiosos científicos sobre numerosos pacientes para dilucidar la verdadera naturaleza (biológica-natural o divina) de estas experiencias. La página web es la siguiente: www.nderf.org


Debo proseguir diciendo que habrá personas que duden de la veracidad de este tipo de experiencias (las ECM), especialmente de las experiencias extracorpóreas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la realidad de la proyección astral o extracorporal quedó totalmente demostrada científicamente a través de una serie de experimentos llevados a cabo por prestigiosos y eminentes científicos con dotados psíquicos, siendo sometidos en dichos experimentos a estrictas condiciones de laboratorio, para evitar errores, sesgos y el azar. Algunas de las instituciones que llevaron a cabo este tipo de experimentos (principalmente con el fin de utilizar la “visión remota”) son el Stanford Research Institute, el Instituto Monroe de Ciencias Aplicadas, la CIA (esta compañía utilizó la visón remota con fines de espionaje psíquico y control mental a través de personas dotadas), la NASA (también realizó experimentos con el fin de conocer la orografía de otros planetas por medio de la visión remota), British Society for Psychical Research, etc. (al igual que en la fenomenología OVNI, gran parte de los expedientes sobre este tipo de investigaciones no han sido todavía oficialmente desclasificados). Por otra parte, debo añadir que han aparecido revolucionarias teorías relacionadas con la naturaleza y funcionamiento de la conciencia humana, como la teoría de que el cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico del neurofisiólogo Karl Pribam, o la revolucionaria teoría cuántica de la consciencia (neurología cuántica) del anestesista Stuart Hameroff y Sir Roger Penrose en el que se estudian los procesos cuánticos que tienen lugar en los microtúbulos neuronales. Estas teorías que acabo de exponer tienen tremendas implicaciones en el campo de las neurociencias, ya que explicaría ciertos fenómenos, como por ejemplo las experiencias extracorpóreas que tienen lugar durante las ECM, planteando la posibilidad de que la consciencia no necesite el soporte físico-cerebral para poder sobrevivir a la muerte corporal. Teorías que se están ganando con el paso del tiempo el respaldo cada vez mayor por parte ciertos colectivos del estamento científico y académico.


Continuando. He leído una página web de Internet que para aceptar un fenómeno extraordinario, en esta caso las ECM como pruebas sobre la supervivencia, se necesitan explicaciones también extraordinarias. Estas son las explicaciones extraordinarias sobre la supervivencia, fruto de casi 10 años de investigación periodística por mi parte sobre estos temas relacionados con las “ciencias ocultas” o parapsicología:


1ª Que la mente no sea un subproducto del cerebro (teoría productiva), sino que más bien, tal como consideran filosóficamente algunos autores como F.C.S. Schiller, William James y Henri Bergson, sea un mero receptor por el cual se transmite la mente (teoría transmisiva), pudiendo ésta última separarse y sobrevivir sin el propio cerebro (recordemos que no sólo los tres parámetros de supervivencia citados anteriormente avalan esta idea, sino que además las percepciones extrasensoriales -PES- se inclinan hacia esta teoría).


2ª Que las ECM sean una consecuencia de una ley física desconocida de tipo holográfico defendida por muchos científicos, entre ellos psicólogo y neurofisiólogo Kenneth Ring de la Universidad de Connecticut (EE.UU.), el físico teórico David Bohm y el neurofisiólogo Karl Pribram de la Universidad de Stanford (California, EE.UU.).


3º Que exista una realidad dual basada en la ecuación cartesiana-platónica según la cual el ser humano está divido en dos partes: una parte física, tangible y material perecedera (cuerpo); y un parte inmaterial, intangible y etérea divina e imperecedera (energía, alma o espíritu). Según la concepción platónica, heredada de la tradición intelectual órfica y pitagórica (y a su vez inspiradas de la noción hindú del karma y la reencarnación), el cuerpo aprisiona la esencia divina de los humanos como una especie de tumba del alma y que en el momento del óbito el alma humana se desprende de su cuerpo físico y sigue existiendo en otro plano de existencia.


4º Científicamente hablando, las ECM serían una consecuencia directa de la 1ª Ley de la Termodinámica (ámbito de la física), según la cual la energía [espiritual] no se crea ni se destruye, sólo se transforma, se recicla, evoluciona...


Esas son las 4 explicaciones extraordinarias que avalan la hipótesis de la supervivencia y que cualquier escéptico e investigador sensato no puede ignorar.


Antes de terminar quisiera exponer algunas de las razones por las cuales las personas ateas, agnósticas o escépticas rechazan, aun pudiendo tener todas las pruebas necesarias que avalasen la demostración científica de la supervivencia, la idea de la inmortalidad del alma. Seis razones de ese rechazo se deben a los siguientes motivos:


1º Miedo a que después de la muerte el ser humano deba afrontar las "profundidades más abismales", que más allá de la muerte nos aguarden los aspectos más sombríos del inconsciente (por ejemplo visiones de deidades, espíritus, seres o lugares sombríos, maléficos y aterradores).


2º Miedo al terror psicológico y las fuerzas ocultas: la simple posibilidad de vida después de la muerte despierta en las personas racionalistas un miedo pavoroso ante lo extraño, ante lo desconocido. Ese hecho es motivo más que suficiente para que las personas detractoras de la vida post mórtem se aferren al paradigma materialista de la ciencia racionalista como escudo racional que les proteja de esos temores.


3º Miedo a un Juicio Divino, a la culpa y al castigo kármico: este hecho supone un miedo visceral a Dios, al infierno o a un Juicio Final, en el que las consecuencias de nuestros actos y pensamientos en la vida terrenal serán sopesados y juzgados. Este modelo de negación a la vida después de la muerte implica que el individuo deba realizar un cambio drástico en sus normas de conducta, en su escala de valores y sentirse obligado y comprometido a actuar acorde a leyes naturales, éticas y morales.


4º Miedo a la iluminación: Según los informes que documentan las ECM, en algún momento de ese tipo de experiencia se produce un encuentro con la Luz Divina y con seres espirituales. Esto provoca en determinadas personas cierto miedo e inquietud. Para estas personas pocos evolucionadas espiritualmente prefieren o tienen motivos más que suficientes para rechazar la idea de la vida post mórtem y -de la misma manera que un sueño sin sueños es preferible y deseoso que vivir una pesadilla- la aniquilación personal es preferible al reencuentro con la Luz.


5º Miedo a la incapacidad y la falta de adaptación en un entorno desconocido: La simple idea de tener que vivir en un lugar enigmático y desconocido en el que nuestro estatus, facultades mentales y nuestras posesiones materiales son absurdas e inútiles y en el que además se necesiten unas habilidades internas completamente diferentes a las que estamos acostumbrados en nuestra fugaz vida terrenal, puede llegar a ser muy desagradable y despreciable. Por eso, cuanto mayor sea nuestra dependencia de la mente racional menor será nuestra tendencia a reconocer y aceptar la posible existencia de una vida después del óbito.


6º Por el pesimismo y el miedo a una vida después de la muerte: Esto implica que haya personas que consideren que la creencia en Dios es independiente de la existencia de la vida post mórtem, es decir, que podría existir una vida póstuma sin la omnipresencia de Dios. Esto llevaría a pensar en ciertas personas que después de nuestra fatal muerte podríamos encontrarnos en un mundo sin Dios en el que el mal es tan fuerte y poderoso como aquí en la Tierra. Para estas personas es preferible la extinción personal que el dolor moral o sensorial en otro tipo de vida.


Esas son algunas de las razones que causan injustificadamente un rechazo a la hora de aceptar una eventual vida después de la muerte. Pero antes de dar mis razones personales sobre las causas de tal negación, quisiera expresar al lector que lea este capítulo que todas esas causas de negación no son más que meros tópicos mitológicos sobre la muerte. Según los informes de ECM presentados por el doctor Raymond Moody y la doctora en psiquiatría por la Universidad de Chicago (EE.UU.) Elisabeth Kübler-Ross, informes que yo leí a través de sus respectivos libros, aproximadamente se estiman que un 93 % de las ECM son positivas y las restantes son negativas. La inmensa mayoría de esas ECM no se ajustan a tópicos mitológicos sobre la muerte (ángeles con alas tocando al arpa, demonios con cuernos en el infierno, un Juicio Divino en el que uno es castigado, etc.), tópicos sobre el más allá que nos hacen sentir cierta inquietud y miedo. Más bien, en casi todos los casos documentados de ECM el individuo siente un confort, una paz, un amor y alegría inimaginables en su nueva condición corpórea (etérea) y una total adaptación e integración en nuevo plano de existencia en el que habita, sin los miedos ancestrales que remordía sobre sus conciencias en la vida terrenal al pensar en la muerte. Sus experiencias místicas vividas durante su muerte clínica temporal, repito, fue para ellos totalmente ajenas a todo tipo de mitologías y creencias tanto agradables y esperanzadoras, como tétricas y sombrías sobre ese fenómeno. Están cargadas de amor, aceptación, paz y felicidad. En casi todas esas experiencias místicas los individuos que las han vivido narran haber trascendido las barreras del espacio y el tiempo, haber sentido una completa conexión, unidad e interrelación con todas las almas del universo, tanto físico como espiritual, un conocimiento interno de la verdadera naturaleza de las cosas, una compresión consciente del tremendo amor intrínseco y extrínseco en su fusión con la integridad del cosmos y una toma consciente que la vida tiene sentido, siendo sabedor de que hay un plan perfecto universal de orden divino para todos los humanos. En todas esas experiencias se pone de relieve la importancia del perdón y el amor incondicional hacia a Dios, hacia nuestros prójimos y hacia nosotros mismos. Según los testimonios de esas personas que sobrevivieron a una ECM: “más allá de la tumba no llevaremos nuestras joyas, nuestras riquezas materiales y todo nuestro dinero, más allá de la tumba solamente llevaremos nuestro amor y nuestra sabiduría y educación espiritual”.


Pero sin perder el hilo de este capítulo, reanudaré mi comentario sobre las razones por las que muchas personas niegan la existencia de la vida después de la muerte.


Otras razones por las que, a mi modo de ver, mucha gente tiene una actitud de negación de la existencia del “más allá” son estas:


1º Por el subjetivismo, la arrogancia y la ignorancia a la hora de abordar y aceptar la realidad de los fenómenos paranormales relacionados con la vida póstuma. Eses tres factores, principalmente la ignorancia, provoca que el mero hecho de que sólo la mención de la palabra muerte ya ponga de por sí nerviosas a esas personas. Esto se explica con el simple hecho de que la sociedad moderna actual está centrada en unos modelos de éxito y belleza asociados con estereotipos de juventud. Esto implica directamente que vivamos de espalda ante la muerte, ignorando su verdadera naturaleza y tratando por encima de todo de vivir como si esa realidad tan cotidiana no existiera, cuando en realidad no es así, sino basta observar la cantidad de muertes que ocurren cada segundo que pasa en nuestro mundo y que son publicadas en diferentes medios de información (televisión, periódicos, revistas, Internet, etc.). Por tanto, la gran causa de nuestro miedo a la muerte, sobre todo de las personas ateas y agnósticas, se debe a que lo ignoramos todo acerca de ella. Un miedo tan profundamente anclado en nuestro subconsciente que nos lleva a vivir como si no existiera. Ese miedo aterrador sobre la muerte es principalmente debido a la creencia errónea y plana de que tras la muerte del cuerpo físico ya no hay nada más, acaba todo, no nos espera nada, oscuro, vacío y punto final.


2º Por los prejuicios y las rígidas convicciones ideológicas arraigadas en el propio subconsciente de las personas ateas y escépticas, potenciado por factores de tipo genético, educativo, personal, familiar, social y ambiental.


3º Por la notable influencia en la sociedad mundial, sobre todo occidental, de la visión materialista y mecanicista de la vida, la muerte y el universo de la ciencia más ortodoxa y racionalista basada en reducir cualquier fenómeno como consecuencia de leyes naturales (biológicas, físicas, morales...), rechazando ilegítima, dogmática y parcialmente cualquier fenómeno paranormal que pudiese plantear una explicación meramente metafísica, teológica o sobrenatural. Dicho con otras palabras, esa negación está íntimamente vinculada con el exceso de racionalismo de la cultura científica en la cual los dioses de la religión han sido reemplazados por los dioses de la ciencia, del laboratorio, de las ecuaciones matemáticas, de las leyes de la física y mecánica cuántica o la tabla periódica. Esto quiere decir que “todo lo que no puede ser probado en un laboratorio científico de modo objetivo, empírico y racional simplemente carece de existencia”.


4º Por la gran abundancia de personajes que se autoproclaman dotadas psíquicamente (médiums, mentalistas, gurús, curanderos, videntes, paragnostas...), los cuales actúan de manera premeditada, perniciosa y fraudulenta para engañar, estafar y jugar con los sentimientos de personas inocentes, y poniendo en entredicho el prestigio, la credibilidad y autenticidad de todos aquellos fenómenos paranormales genuinos relacionados con la vida póstuma, además de provocar un importante recelo por parte de la sociedad a la hora de aceptar tales fenómenos.


5º Por la gran infinidad de lacras sociales que asolan a nuestro planeta (guerras, terrorismo, corrupción, pobreza, malos tratos y asesinatos domésticos, explotación laboral y sexual, etc.), lo cual es motivo para los ateos y escépticos para dudar y rechazar ilegítimamente la existencia de Dios y muchos menos en aceptar la creencia en una hipotética vida compensatoria en el "más allá".


7º Por la enorme cantidad de publicaciones de tipo pseudocientífico realizadas en los distintos medios de comunicación, rechazando y poniendo en tela de juicio la fama, prestigio y credibilidad de todos aquellos fenómenos paranormales genuinos relacionados con la vida póstuma, tergiversando los hechos y desorientando a la opinión pública mundial sobre la autenticidad o no de tales fenómenos.


8º Porque las creencias religiosas sobre la vida eterna o el “más allá” están cargadas de tintes claramente “folclóricos”, peyorativamente hablando, por lo que es motivo para las personas ateas y agnósticas para desconfiar y rechazar de un plumazo tales creencias, tachándolas de meras supersticiones baratas, irracionales, engañosas y ridículas. Dicho con otras palabras, la negación de la vida post mórtem es debido paradójicamente a factores de tipo religioso, empeñados en vendernos unas imágenes de resurrección de los cuerpos o las almas en un cielo concebido como paraíso eterno, o en su opuesto, en un infierno también eterno, lo cual nos resultan al común de los mortales un tanto “folclóricos”, trasnochados y poco creíbles por parte de la sociedad moderna actual, más culta, informada y racional.


9º Por la elevada tendencia de personas que teniendo una educación religiosa impartida por parte de sus familiares y del entorno social y ambiental que les rodeaba durante sus infancias, al alcanzar la adolescencia y la edad adulta se apartan de tales creencias religiosas que las ven muy inmaduras, fantasiosas y ridículas. Esto provoca, por consiguiente, una independencia del individuo en términos ideológicos. Otro factor del que no quiero hacer caso omiso es debido a que cualquier religión obliga a sus adeptos a comportarse de acuerdos a unas normas establecidas, lo cual es motivo de pereza y rechazo a la hora de cumplirlas. Otra razón es porque la religión es considerada el “opio del pueblo” o cuando la propia religión es criminalizada al considerarla erróneamente como instrumento sanguinario para causar muerte, dolor y consternación a la población, como antiguamente hacía la “santa inquisición” con su particular caza de brujas o como sucede actualmente con la mal llamada “guerra santa” islámica. Otra razón es debido a que muchas religiones, como islamismo y el hinduismo, no se adaptaron el contexto histórico actual (véase países en donde existe una falta de libertades y derechos de los ciudadanos debido a la religión, o mejor dicho, a los hombres a la hora de interpretar la religión). Ocurre también con el cristianismo en el que el Vaticano, con su dogmatismo y su política conservadora, no se adapta a las necesidades o contexto histórico y social actual (véase la prohibición por parte de la alta jerarquía eclesiástica cristiana de utilizar el preservativo en las relaciones sexuales, de los matrimonios entre homosexuales, del aborto y la eutanasia, de la clonación de embriones humanos para fines terapéuticos y otras prohibiciones). Esto implica directamente una rebelión de una parte de la sociedad contra las normas impuestas por esos estamentos, en este caso por parte de la Iglesia, y una desvinculación total y definitiva con ese tipo de credo religioso, o lo que es lo mismo, la pérdida de la fe en Dios y en cualquier religión. Todos esos factores, tanto de tipo personal, educativo, familiar, social y ambiental influirán a la hora de tener o forjar una determinada ideología en el individuo.


10º Por la falta de implantación y apoyo a nivel académico o educativo, tanto en colegios, escuelas, academias y universidades, a la hora de impartir clases, conferencias o seminarios sobre aquellos temas relacionados con las “ciencias ocultas”, las cuales dan parte de la existencia real de determinados fenómenos paranormales vinculados con la vida póstuma. Esta falta de apoyo académico provoca un importante desconocimiento a nivel global de la sociedad y una seria reticencia a la hora de aceptar la realidad de los fenómenos sobrenaturales o paranormales.


Esas son algunas de las razones por las cuales muchas personas se resisten en aceptar la creencia en la inmortalidad del alma.


Antes de terminar este capítulo quisiera aportar una profunda reflexión realizada por psiquiatra Stanislav Grof, unos de los pioneros en el campo de la Psicología Transpersonal, junto con Charles Tart y Abraham Maslow. El Dr. Stanislav pasó años de su vida consagrándose en el estudio de los “estados alterados de consciencia”, bajo el patrocinio gubernativo, a través del uso de la LSD, una sustancia química con poderosos efectos psicodélicos que pueden provocar estados de expansión de la conciencia y experiencias místicas. Pasó muchos años investigando con pacientes los efectos de la LSD para determinar si en realidad esas experiencias estaban originadas en el cerebro, o si, por el contrario, estaban originadas fuera del mismo. Llegó a la conclusión, luego de evaluar y analizar metódicamente el origen y naturaleza de esas experiencias místicas, que no estaban originadas o producidas por el cerebro, sino que, más bien, el propio cerebro funciona como una especie de válvula reductora que nos protege de una excesiva información cósmica (en la misma línea de pensamiento se encuentra el citado Melvin Morse sobre el origen y naturaleza de esas experiencias). En su libro “La mente holotrópica” este psiquiatra checo, afirma lo siguiente: “Estoy plenamente convencido de que la consciencia es algo más que un mero subproducto accidental de los procesos neurofisiológicos y bioquímicos que tienen lugar en el cerebro humano. En mi opinión, la consciencia y el psiquismo humano son expresiones y reflejos de una inteligencia cósmica que impregna la totalidad del universo y la existencia entera. No sólo somos animales altamente evolucionados que disponemos de computadores biológicos alojados en el interior del cráneo sino que también somos campos de conciencia ilimitados que trascendemos el tiempo, el espacio, la materia y la causalidad lineal”.


También voy aporta una profunda reflexión personal del cardiólogo Michael Sabom, un investigador de las ECM. Este científico era escéptico a primera vista a la hora de reconocer la realidad de las ECM, sin embargo cuando empezó su estudio sistematizado sobre personas que había tenido una ECM, cambió drásticamente su forma de ver ese fenómeno, convirtiéndose con el paso del tiempo en uno de los principales defensores de la autenticidad de las ECM y en la mayor autoridad mundial en la materia, junto con Raymond Moody, Elisabeth Kübler-Ross, Kenneth Ring, Melvin Morse y Bruce Greyson. Este científico, Michael Sabom, argumentó lo siguiente: “Si el cerebro humano está realmente compuesto por dos elementos fundamentales -la ‘mente’ y el ‘cerebro’-, ¿podría la crisis que se experimenta cerca de la muerte desencadenar de alguna manera, en muchos individuos, un distanciamiento transitorio entre la mente y el cerebro? (...) Mis propias creencias acerca de esta cuestión se inclinan en ese sentido. Se trata de que, simplemente, la hipótesis de la experiencia fuera del cuerpo es lo que mejor se ajusta a los datos disponibles”.


Para terminar cabe decir que las pruebas presentadas a favor de la supervivencia pesan mucho más de las que están en contra. Que la “neuroteología” tiene sus limitaciones a la hora de explicar las experiencias místicas. Una de ellas es que si bien se conocen qué circuitos cerebrales se deben activar y cuáles desactivar para generar esas experiencias místicas (bases de la neuroteología), no se ha resuelto todavía al eterno dilema de si cerebro crea imaginariamente a Dios, fruto de un largo proceso de evolución y como mecanismo de “supervivencia” de la especie o si, por el contrario, Dios existe realmente, dejando sus “huellas” en nuestros cerebros, para que podamos interrelacionarnos con ÉL a modo de vínculo biológico con el universo espiritual (implicaciones de la neuroteología). Otro grave error es explicar el origen y la naturaleza de las experiencias religiosas y espirituales en términos de reduccionismo materialista, en el sentido de reducir dichas experiencias a meros reflejos subjetivos creados por la combinación de ciertos circuitos cerebrales. Sin embargo, yo considero que Dios no sólo está en nuestros cerebros como opinan los neurocientíficos (realidad subjetiva), sino que también está ahí fuera, en el exterior de nuestros cerebros en cada evento singular y acto perceptual de nuestras vidas y en ciertos hechos inexplicables científicamente hablando (realidad objetiva). Algo que avale esta línea de pensamiento lo encontramos con el hecho de que la neuroteología no puede explicar las distintas disciplinas o fenómenos encuadrados en la rama de la parapsicología, como los fenómenos poltergeist, PES, EEC, las presuntas reencarnaciones, los fenómenos mediúmnicos, la revisión panorámica de la vida, los fenómenos de teleplastia, el fenómeno de Transcomunicación Instrumental, raps, channeling, apariciones espectrales, termogénesis, clariesencia, clariaundiencia, etc., por no hablar de los milagros documentados por la Iglesia Católica (xenoglosia, incorruptibilidad corporal, bilocación, levitación, estigmatización, desmaterialización, apariciones marianas, posesiones maléficas, inedia, etc.). Todas esas disciplinas ponen de relieve de que el mundo no es plano, de que hay una realidad extra-física inaccesible para nosotros, ya que estamos condicionados por las barreras espacio-temporales y nuestros medios sensoriales ordinarios y que existe definitivamente una continuidad de la vida después de la muerte. Por eso, la ciencia debería abordar el tema de las ECM como una disciplina de primer orden, en vez de preocuparse en otras disciplinas o campos menos importantes como son la carrera espacial, la genética o biología (clonación de embriones humanos para fines terapéuticas, fecundación in vitro, el proyecto Genoma Humano...), la medicina (en este caso para prevenir y curar de enfermedades), la biotecnología, las telecomunicaciones, el desarrollo de armamento nuclear y atómico, etc., pero sobre todo, y lo que es más preocupante, en el caso de prolongar técnica y artificialmente la vida de personas que están agonizando hasta su fatal muerte. El principal problema que tenemos hoy en día en la sociedad, sobre todo occidental, es la particular y desafiante negación que existe sobre el tema tabú de la muerte. Una negación que llega hasta límites insospechados, como ocurre con la hibernación o criogenización humana o el trato que reciben los pacientes con una enfermedad terminal, los cuales son aislados, tratados fría, inhumana y burocráticamente, suministrándoles todo tipo de drogas o psicofármacos para aliviar el dolor que produce su tránsito final, en vez de ser tratados con amor, compasión y respeto, tratando por encima de todo de dar esperanza y humanizar más su muerte. De todos modos no quiero hacer demagogia sobre los avances insospechados en ciertos campos de la ciencia, todos ellos muy admirables y respetables, pero hay una pregunta inquietante que ronda por mi mente: si se le ha etiquetado a la ciencia como una disciplina objetiva, imparcial, antidogmática y progresista, ¿por qué obstaculiza y rechaza los cruciales y sorprendentes hallazgos en ciertas áreas del saber como la tanatología y la parapsicología?. ¿A qué viene esa actitud negativa por parte de la ciencia de actuar de manera premeditada y perniciosa?. Deberían darse cuenta que estamos ante un hito histórico que nunca tendrá precedentes en toda la historia de la humanidad: la demostración científica de la inmortalidad del alma. Todo será cuestión de tiempo y cuestión también de que todos los científicos se pongan de acuerdo, aportando su granito de arena, de modo que se dejen de lado las controversias científicas, filosóficas y teológicas, al mismo tiempo que se desapeguen de sus firmes dogmas, convicciones y ideologías personales, con el fin último de lograr el progreso de la humanidad. Viene a mi mente una famosa frase del archifamoso físico, astrónomo y matemático inglés Sir Isaac Newton, un hombre creyente situado en el primer puesto en el ranking de los científicos más importantes e influyentes de la historia, el cual dijo: “en el gran océano de la sabiduría, lo que conocemos es una gota y lo que ignoramos un océano”. Han pasado ya varios siglos desde que pronunció esa frase y los descubrimientos científicos y técnicos han sido muy significativos y resaltables desde entonces. Aún así sigue habiendo hoy en día una actitud negativa y reticente por parte de la ortodoxia científica, que no de la heterodoxia científica, a la hora de aceptar los grandes descubrimientos en ciertos campos como la tanatología y la parapsicología en las últimas décadas, descubrimientos que tienen que ver con la supervivencia del consciente a la muerte física y la existencia de ciertos fenómenos psíquicos, tal y como fueron confirmados por científicos de la talla de Sir William Crookes, Charles Richet, Alexis Carrel, Brian Josephson, Ilya Prigogine, etc., todos ellos ganadores del premio Nobel en sus respectivas especialidades. Como expresó sabiamente Gary Doore, especialista en filosofía y religiones comparadas, haciéndose eco de los grandes avances de la ciencia en ciertos campos: “El progreso de la parapsicología, la implantación de nuevas disciplinas científicas como la neuroteología y la tanatología, las investigaciones sobre la conciencia, de los fenómenos psíquicos y las experiencias cercanas a la muerte y la aparición de ‘nuevos paradigmas’ en los dominios de la física y de la biología han evidenciado los errores de la visión materialista y mecanicista y han insuflado un nuevo vigor a la hipótesis de que la conciencia humana no termina con la muerte”.


Un hecho que refleja esos importantes descubrimientos en torno a la investigación sobre la supervivencia lo tenemos en la gran cantidad de producciones cinematográficas de la factoría Hollywood que abordan esa cuestión, como por ejemplo, Contact, Ghost, Lo que la verdad esconde, Gothica, El exorcista, Poltergeist, Dragon Fly, White Noise -La Luz-, El resplandor, El sexto sentido, Más allá de la vida y así sucesivamente, llegando haber una lista interminable de películas.


Por todo ello, veo necesario que la ciencia se implique activamente en ciertas disciplinas como la tanatología, sobre todo en el estudio de las ECM, abordándola como una cuestión de primer orden por las tremendas repercusiones científicas, filosóficas, teológicas, sociológicas y éticas que conllevaría la “demostración científica” definitiva de la existencia de vida después de la muerte.



FUENTES CONSULTADAS


Cita del Dr. Melvin Morse y de William Shakespeare

Fuente: DVD Vida después de la vida -La reencarnación- (La expedición científica del teólogo, escritor y periodista Tom Harpur) Año Cero Canadá 1996


Cita de Ken Wilber, de Fowler Jones, Leo Talamonti, Kenneth Ring Carl Gustav Jung, de Stanislav Grof, de Michael Sabom y Gary Doore

Fuente:http://www.extrasensorial.com/articulos_colaboraciones/experiencias_extracorporeas.htm (Moisés Garrido Vázquez - ¿Explica la ciencia las experiencias extracorpóreas?)



Cita de Carl Gustav Jung, de Holger Kalweit y causas de negación de la vida después de la muerte

Fuente: AA.VV.: ¿Vida después de la muerte?, Editorial Kairós Barcelona 1992. (Título original: What Survives? Gary Doore 1990) Los autores de esta obra son entre otros: Ken Wilber, Rupert Sheldrake, Stanley Krippner, David Lorimer, Stephen Levine, Georg Feuerstein, Colin Wilson, Stanislav Grof, Kenneth Ring, Gary Doore y Charles Tart.

Nota: El libro What Survives? de Gary Doore está catalogado como el mejor libro del mundo en su género –sobre la muerte- por la crítica internacional




Fotografía de inicio a la izquierda (Película Ghost)

 

ENLACES EXTERNOS


Documental “Estuve muerto” del programa Documentos TV de La 2 de TVE (Título original: The Day I died – Programa de la BBC)

Enlace: 

Documental “Vida después de la vida” – La Reencarnación – La expedición científica del periodista, escritor y teólogo canadiense Tom Harpur


Documental “Vida antes y después de la vida” del psiquiatra e investigador Fernando Jiménez del Oso  
Enlace:  

Se demuestra la existencia del espíritu



POETRY


POESÍAS




No hay caminos para la paz,
la paz es el camino


Las ideas son como las pulgas:
saltan de unas a otras pero no pican a todos


 
La virginidad no es un don, 
 es una falta de ocasión

El amor es triste
pero a pesar de todo
es lo mejor que existe


 
Antes te quería,
ahora mucho más
y siempre hasta mi muerte
en mi corazón estarás


 
Que doloroso es mirar la luz
y no poder percibirla
pero más doloroso es amarlo
y no poder decirlo



poesias de amor


Pide que lloren las estrellas
 Pide que la luna besa al mar
Pero no pidas que te olvide
      porque no lo conseguiré jamás


 
Ayer estuve en la horca
con la sentencia leída
si dejaba de quererte
me perdonaban la vida
y yo le dije al verdugo
con palabras bien sinceras
tire de la horca amigo
que dejar de quererla
es imposible


 
La soledad es estar
rodeada de personas
y pensar solo en la
que te falta


 
Quisiera pasar de ti,
pasar sin querer mirarte
pero mis ojos te miran
con deseo de besarte


 
Es tu propia conciencia
la que te va a recordar
que es tu corazón y nadie más
el que te va juzgar


 
Si haces lo que piensas 
y te va mal, 
¿por qué no piensas los que haces 
y ya está?




Hay tres clases de personas:
las bonitas por fuera,
las bonitas por dentro,
y las reversibles, como tú.


Los que con el corazón
se quieren
sólo con el corazón
se hablan


 
Amo todo lo que tengo,
pero no tengo todo lo que amo


El mundo es un pañuelo
y tú mi moco preferido


 
Si eres una personas de valores
y luchas por lo ideal
recapacita y perdona
y entonces sabrás amar


 
De tu corazón al mío
hay un hilo de seda
que por muy lejos que estés
ni se rompe ni se enreda


poesias cortas para el dia de la madre

Cree en las personas
que buscan la verdad,
duda de aquellos
que la han encontrado


 
En la vida hay que tener
coraje para contestar
consuelo para mirar
dignidad para vivir
y amor para olvidar


 
Que bonitos ojos tienes
de color marrón sincero
se me han clavado en el alma
y desclavarlos no puedo


 
Cuando se apague una cerilla
no la vuelvas a encender
cuando una chica te deje
no la vuelvas a querer


 
Frente a la imagen de Cristo
juraste que me querías
como iba a saber yo
que ante Dios también mentías


 
La gente habla de tí
como si fueses un Dios
que poco sabe la gente
para tanto como sé yo


Imagen

Siempre te llevo conmigo
grabado en un pensamiento
aunque te hice creer
que tú para mí habías muerto


 
Tengo los ojos cansado
de tanto llorar por tí
mi vida es sólo un tormento
desde que yo te perdí


 
Aunque sé que tu destino
está muy lejos de mí
salgo a esperarte al camino
y eso me anima a vivir


 
Si el quererte como te quiero
significa la locura
aunque por ello me muera
no dejaré de quererte nunca


 
Entre rosas y claveles
un pobre amor ocultaba
y con llanto de mis ojos
mis desgracia derrochaba


Mi corazón te mando
envuelto entre papeles
para que lo lleves contigo
por si algunas vez me quieres


 
El domingo voy a misa
para rezar ante Dios
pidiéndole que me quieras
y nos juntemos los dos



Mis ojos llorar por verte
mi corazón por amarte
mis pies por llegar a tí
y mis brazos por abrazarte


 
No te fijas en la letra
ni tampoco en la escritura
fíjate quien te lo manda
que te quiere con locura


 
Estrellitas en el cielo
arenitas en el mar
mujeres como tú
son malas de encontrar


 
Mi corazón te lleva contigo
y te quiso conquistar
pero se siente apenado
cuando no lo quieres respetar



El amor es una goma
que une a dos infelices
cuando se suelta
le da al otro en las narices


 
Soñé que el fuego helaba
soñé que la noche ardía
por soñar cosas imposibles
soñé que tú me querías


 
Esta carta que te escribo
no la tires al rincón
que la tinta que lleva
es el sello de mi corazón




FUENTES CONSULTAS FOTOGRAFÍAS









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